A finales de octubre llega el cumpleaños de Pablo, el hijo de mi gran amiga Mónica (desde parvulitos, han pasado unos taitantos años, jajaja), y de su sobrino Oscar.
Este año les regalaba a los dos un curso de iniciación de magia, así que el pastel debía ir sobre esta temática. ¿Y qué más característico que una chistera? Pensé en hacerlo de un color algo más infantil, pero una chistera es una chistera, y tenía que ser negra. Negro, rojo y blanco forman una combinación de colores estupenda, me encanta, este rojo es estupendo. Aunque se quedan las manos que ni os cuento del colorante.
La idea inicial era hacer la chistera boca arriba, con el conejo saliendo media cabeza, pero me pareció gracioso hacerlo así y que asomaran sólo las orejillas. También le añadí el toque entre mágico e infantil de las estrellitas.
Gracias Mónica y familia, las celebraciones en familia o con amigos siempre son especiales, y tú siempre confías en mí y me dices "lo que tú veas, me gusta todo lo que haces". Ay, eso es lo mejor del mundo mundial. ¡Un besazo amiga!
El pastel era un bizcocho de vainilla bañado en almíbar de fresa y relleno de ganache de chocolate con leche con un toque de caramelo. Buf, que semanita de romper la dieta, pero a veces hay que abandonarse al placer de ese ganache que sobra (que yo creo que calculo mal a posta, je je).
En estos encargos que se hacen verdaderamente con el corazón no importa la cantidad de horas que dedicas, dedicarías todas las horas, incluso las que no tienes.
Espero que os haya gustado y ¡hasta la próxima!
3 comentarios:
Me encanta, te ha quedado genial!!!
Que simpatico y rico esta chistera. bs.
¡Muchas gracias!
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